lunes, 9 de junio de 2014

LAS DIETAS ANTIGUAMENTE.

Los imperios no escaparon a las dietas
 
Los romanos y los griegos ya hacían dieta, aunque por aquel tiempo era por cuestiones de salud y forma física.
Fue en el siglo XIX cuando la gente empezó a hacer dietas por razones estéticas más que de salud.


Masticar y escupir
 

A comienzos del siglo XX, el estadounidense Horace Fletcher decidió que una buena manera de perder perso era masticar y escupir en abundancia. Su dieta proponía masticar bien la comida hasta extraer todo lo "nutritivo" y después escupir la materia fibrosa que queda en la boca.


La dieta de la solitaria
Normalmente se ingerían huevos de lombriz solitaria, a menudo en píldoras. Una vez alcanzara su peso ideal entonces podría recurrir a una pastilla antiparásitos para deshacerse de las lombrices.
Además, una lombriz puede llegar a medir hasta 9 metros, además de provocar problemas de vista, meningitis, epilepsia y demencia. A pesar de todo fue todo un éxito para la industria de las dietas de aquellos años. 


Arsénico

Los "remedios mágicos" que prometían perder peso en el siglo XIX también escondían peligrosos ingredientes, incluyendo el arsénico. A menudo la gente tomaba más dosis de las recomendadas, pensando que tomando más píldoras conseguirían mejores resultados, aunque en realidad se arriesgaban a envenenarse con arsénico. 


Vinagre

La juventud de la época estaba fascinada con la dieta de Lord Byron, precursos de las dietas de los famosos.
Para limpiar y purgar su cuerpo bebía vinagre a diario y comía papas mojadas en él. Pero los efectos secundarios incluían vómitos y diarrea.




Caucho

A mediados del siglo XIX, Charles Goodyear averiguó cómo mejorar el caucho gracias a un proceso llamano vulcanización Eso incluía los corsés y bombachas de goma. La idea era que la goma no sólo hacía presión sobre la grasa sino que causaba sudoración, lo que, creían, se traducía en pérdida de peso.

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